La UE destruye los valores sociales (éticos) comunes que la cohesionan
como comunidad y gesta odios internos que son el caldo de cultivo de antiguos
fantasmas que ponen en peligro la paz.
Habló
el pueblo griego pero la UE no escuchó, solamente vio las cifras de deuda del
país. Así pues, el primer ministro heleno se ha visto obligado, a pesar de no
creer en las medidas impuestas por la UE para el tercer rescate, a aceptar la
“ayuda” europea si quería evitar el famoso “Grexit”. Sin embargo, Tsipras,
antes de la votación que ha tenido lugar en el parlamento griego para la
aprobación del plan de rescate, ha reconocido que no cree en las medidas
impuestas pero que se agarra a ellas por la posibilidad abierta de una
reestructuración. Dicha reestructuración se ha dejado en el aire, aunque el
FMI, una vez más, vuelve a indicar que Grecia no podrá pagar la deuda y que es
necesaria una reestructuración, alargando los periodos de devolución de la deuda
y el periodo de gracia.
Es
estremecedor ver que la “democracia” no sirve, que sólo somos europeos para que
el dinero fluya sin trabas, que las políticas sociales no sean una prioridad
europea y que sólo aquellos países que tengan unas cuentas sólidas sean los que
se puedan permitir llegar a unos mínimos de protección social. Además, sutilmente, se engendra el odio entre naciones. Así, cuando se habla de los gastos excesivos de algunos países de la
zona euro, en concreto, de los países del sur, se ataca a los pueblos,
entendidos como hermanos sólo desde un punto de vista económico. De esta forma,
los ciudadanos de los países europeos del sur son considerados “derrochadores”,
“poco trabajadores”, “perezosos”, “poco competitivos”… Otro ejemplo, lo encontramos hoy en los medios de comunicación. De nuevo, un representante del gobierno alemán alienta el enfrentamiento entre pueblos. Sí, el ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, dice hoy que Grecia debería haber salido ya de Europa. ¿Provocación? ¿Humillación?¿Demostración de poder?¿Estupidez extrema?
Los
dirigentes europeos no ven la necesidad de cohesionar socialmente a Europa. Están cegados por la financiación y el futuro de la moneda común, es
decir, están obsesionados por los Mercados, y no son capaces de mirar a la Historia, una Historia que nos enseña que una Europa unida sólo es posible si
se crea una verdadera comunidad.
Llegados
a este punto, se hace fundamental el que los gobernantes europeos revisen la
historia de Europa, yendo más allá del mero interés económico particular de
cada nación, analizando la necesidad de cohesión, la necesidad de un derecho no
“inter-nacional”, no entre naciones que se instrumentalizan, que se utilizan,
sino entre naciones que se hermanan, que conviven.
Dulcinea
16/07/2015
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