sábado, 16 de septiembre de 2017

Cataluña, circunstancia de todos los españoles

Todos los españoles somos Cataluña. No olvidemos nuestra fraternidad, por favor. Miremos más allá de lo particular, veamos y comprendamos al resto del pueblo con el que convivimos e intentemos ilusionarnos con nuevas energías; que la pérdida de fe en un proyecto común que aúne a todos los hombres concretos de nuestro pueblo, España, no nos haga desintegrarnos a nosotros mismos en diversidad de particularismos. Todo por no querer amar y entender a nuestros hermanos vecinos. (Quizá este proyecto común venga por irradiar al mundo nuestra cultura hispánica en toda su diversidad -como ya se está haciendo, un gran ejemplo es el Instituto Cervantes, pero esta cuestión no suele ser tema de interés en  la agenda informativa de los mass media-.)

Nuestra realidad histórico-cultural como nación es fruto de todos los hombres concretos de España, procedan de donde procedan, y la individualidad siempre ha enriquecido al todo, aunque para ello se ha hecho necesario comprender lo que tenemos alrededor y no enajenarnos en nuestras individualidades creyendo que quien no las comparta, no existe.

Quiero ceder la palabra a Ortega y Gasset, porque ilumina toda esta cuestión: “Particularismo es aquel estado del espíritu en que creemos no tener por qué contar con los demás. Unas veces por excesiva estimación de nosotros mismos, otras por excesivo menosprecio del prójimo, perdemos la noción de nuestros propios límites y comenzamos a sentirnos como todos independientes”. Y, sostiene nuestro filósofo que es lícito el que se quiera llegar a convencer al resto del todo social a través de las instituciones públicas a las que califica de “muelles de la solidaridad  nacional”.  Sin embargo, cuando el particularismo nos embriaga, no se tiene en cuenta al otro, al contrario, uno se siente humillado al tener que pasar por la instituciones para alcanzar sus deseos. No. Los particularismos buscan la “acción directa”, en vez de intentar persuadir, convencer a todos. A pesar de los años, aún hoy las palabras de Ortega clarifican la tragedia que estamos viviendo todos los españoles: “cualquiera tiene fuerza para deshacer […], pero nadie tiene fuerzas para hacer ni siquiera para asegurar sus propios derechos. Y, yo, mujer de carne y hueso, nacida en Madrid, España, que ama su tierra (toda ella), sus gentes (todas) y su historia (toda), quiero clamar por el entendimiento y la comprensión mutua, fraterna y solidaria. Soy catalana, porque Cataluña también es mi circunstancia. 


                                                                                                                  Noelia Maldonado Cerrada