<<Aún recuerdo cuando me dieron la beca para entrar en la universidad, ¡no podía creerlo! Antes de que mi profesora de Historia Contemporánea me dijera que había obtenido matrícula de honor en el Curso de Orientación Universitaria, pensaba que estaba destinado a trabajar y a ser autodidacta y formarme por mi cuenta en el mundo periodístico-literario. ¡Qué paradoja! Se me abría una puerta de conocimientos y, ¡por qué no!, una gran oportunidad para intentar labrarme un futuro dentro del Periodismo con mayúsculas, donde la ética y la vocación por informar buscando la verdad - y no la verosimilitud característica del arte poético- eran las dos grandes directrices del mismo. Sin embargo, la Fortuna quiso que me creara una ciega ilusión pasajera que me animaba al esfuerzo y al trabajo continuo. A pesar de que siempre obtuve becas para concluir con éxito la carrera, fue necesario que compatibilizara mis estudios con algún trabajo propio de estudiantes durante el 2001 hasta el 2005. (¡Qué daría yo ahora por alguno de esos trabajos bien remunerados por pocas horas en este 2012!). Y aquí estoy, querido amigo, igual que muchos otros que ascendieron a un mundo de ensoñación y que se encuentran ahora en la incertidumbre de su porvenir malviviendo de trabajos inestables, de poca remuneración, donde no pueden explotar su cualificación y eso si han tenido suerte...
Amigo, como te iba diciendo, hoy me han llamado para la tercera prueba para acceder a un puesto de teleoperador. Sí, mañana, por fin, podré saber si soy el afortunado que consigue que, de nuevo, la Fortuna se ponga a su favor para que me dote del dinero suficiente y así poder subsistir en este mi querido país que, poco a poco, va muriendo con la agonía de su pueblo y la pérdida de sus potenciales talentos, bien por exilio forzado, bien por depresión absoluta y alienación mental que se nos provoca al trabajar sin motivación, sin finalidad autorrealizadora, sin futuro a la vista. Pues, como te iba diciendo, ¡sí!, mañana es la tercera entrevista, dos carreras, un doctorado, quinientos cursos de formación, horas y horas de prácticas periodísticas, intentos frustrados por meter la cabeza en los medios de comunicación sin hipocresías, ni falsas sonrisas, sin pagar diez mil euros por un máster para que te den la oportunidad de trabajar y, ¡aún así!, ¡tienes que pasar tres entrevistas para un puesto de teleoperador! Por no decirte, querido amigo, que en mi trayectoria cuento con tres años de experiencia en el sector por el que opto en la entrevista de mañana.
Pero, querido amigo, no te confundas, aún tengo ganas de luchar contra los molinos de viento. Mañana iré y conseguiré ese puesto. Ahorraré y, quizás, algún día, pueda escribir sin tener que olvidarme de mi espíritu ni comprar mi trabajo.
¡Ah! Se me olvidaba... ¡Mañana te veo en la manifestación! Y, espero que tú también tengas suerte, amigo.>>
De J. Martínez Ruiz a su amigo Ramiro.